En buenas manos

A menudo se habla de una corriente moderna de jardinería libre de mantenimiento. Se le ha llamado paisajismo sostenible o xerojardinería y se llega a decir que se puede conseguir eliminar tareas de mantenimiento del jardín, a base de suprimir zonas de césped y plantar especies autóctonas rodeadas de áridos, pues no aparecerán malas hierbas y, dado que el porte deseado para las plantas en el diseño es el natural, tampoco serán necesarias las podas. La realidad es que el jardín sin mantenimiento simplemente no existe. Siempre va a haber alguna tarea que acometer en algún lugar del mismo y habrá que realizarla con presteza, pues de lo contrario se irá acumulando el trabajo y, en muchos casos este será mayor cuanto más tiempo tardemos en ejecutarlo.

Por otra parte, existen infinidad de tópicos, muchas veces contradictorios, en la jardinería tradicional del tipo “los árboles hay que podarlos cada invierno para que crezcan mejor” que hay que tratar de analizar, pues muchas veces están basados en una cultura agrícola o popular y, por tanto, no basada en criterios paisajísticos.

El Xeropaisajismo® trata de revisar la cultura tradicional de la jardinera y adaptarla a los nuevos avances de la tecnología y la agronomía.

Considera el mantenimiento como una práctica basada en los siguientes puntos:

  1. Diseño: el xeropaisaje debe estar diseñado pensando constantemente en la estética, en la funcionalidad, pero siempre también, en las futuras tareas de mantenimiento que se van a derivar de cada decisión. Como veremos, la elección de una especie, de su ubicación, del marco de plantación, del material del gotero que le va a suministrar agua, del tipo de acolchado… van a determinar en buena medida la cantidad de horas de trabajo y recursos que se van a necesitar a lo largo de los años para que esa especie crezca en óptimas condiciones. En este aspecto hay que manejarse con cierta dosis de equilibrio, ya que, llevados por el afán de minimizar el mantenimiento podemos llegar a extremos en los que el exceso de superficie inerte haga que nuestra parcela se deje de considerar un jardín. Incluso un jardín zen de grava y rocas deberá ser rastrillado y limpiado periódicamente incluyendo retirada de hierbas adventicias.
  2. Observación: a diferencia de los tradicionales calendarios de mantenimiento que se suelen diseñar para conocer en cada momento qué tareas hay que ejecutar en el jardín, en el xeropaisaje realizamos una observación constante del estado del mismo atendiendo a una serie de criterios, observando con minuciosidad cada espacio y anotando datos de cada anomalía que se aprecie. Esto queda especialmente patente en lo relativo a los tratamientos fitosanitarios, donde la Gestión Integrada de Plagas abole cualquier calendario de tratamientos (Ver Protección). ¿Hay que podar los arbustos en la próxima parada vegetativa? La respuesta es siempre: depende. En la fase de diseño habremos prefijado un tamaño y porte para cada arbusto. Quizás hayamos estimado que no le conviene la floración o que su forma debe ser más o menos redondeada o que debe tener aspecto silvestre. Así, si observamos en una olivilla (Teucrium fruticans) por ejemplo que se está desaliñando su estructura y habíamos diseñado un arbusto equilibrado y redondeado, decidiremos en consecuencia realizar una poda de mantenimiento. ¿Cuando? Cuando el estado fenológico y la meteorología sean óptimas.
  3. Ejecución en función de diseño y observación: ejecutaremos cada tarea tratando de hacerlo en su justa medida y en el momento oportuno. Si al diseñar el jardín queremos que un granado (Punica granatum) presente un porte de árbol frutal, con un único tronco y cuatro o cinco ramas principales en “vaso”, deberemos estar atentos a cualquier chupón que aparezca en la base o a cualquier yema que anuncie el crecimiento de una rama hacia el interior. Si dichos chupones o nuevos brotes se eliminan cuando aún son pequeños, esta tarea se podrá realizar con un pinzado y usando sólo las uñas o tirando ligeramente de la nueva ramilla. Si, por el contrario, se espera a la fecha fijada en un calendario, en el momento de la poda quizás sea la rama ya algo más gruesa y su corte ocasione problemas como el hecho de ser vía de entrada de enfermedades.

Tras sucederse estas tres fases podremos obtener conclusiones que nos servirán para re-diseñar el xeropaisaje y conseguir, de esta manera, disminuir paulatinamente los costes del mantenimiento.

El siguiente cuadro puede servirte de base para acomodar una planificación del mantenimiento:

  • Seleccionar materiales de calidad resistentes a raíces, rayos UVA, presión…
  • Realizar planos detallados acompañados de fotografías de toda la instalación.
  • Diseñar con criterios de orden: tuberías paralelas a elementos como caminos o borduras, giros en ángulos de 90º…
  • Protección con mulching de todo el sistema.
  • Diseño de arquetas amplias y protegidas de heladas.
  • Diseño de puntos extra de toma de agua.
  • Diseño de pasa-tubos amplio para posteriores ampliaciones.
  • Controlar periódicamente la adecuada salida de agua por los goteros y el ángulo y alcance de aspersores y difusores. (observar zona mojada y crecimiento de la planta).
  • Observar posibles pérdidas de agua, sobre todo en los tramos anteriores a las electroválvulas.
  • Comprobar si los consumos de contador se ajustan a los diseñados.
  • Valorar posibles modificaciones del circuito.
  • Observar acumulaciones de sales en bulbos húmedos y en goteros.
  • Revisión y control de reguladores de presión.
  • Reposición o reparación de materiales. Limpieza de sales mediante ácidos.
  • Enterrado de tubos que afloren a la superficie del mulching.
  • Limpieza de filtros, arenas, venturis de fertirrigación… etc.
  • Realizar los riegos de apoyo que se estimen necesarios o de las zonas a las que no alcancen el sistema instalado.
  • Realizar las ampliaciones necesarias.
  • Diseño de plantaciones atendiendo a tamaño adulto de cada especie y marco de plantación. Tener en cuenta desde el momento del diseño los condicionantes urbanísticos en base a las dimensiones adultas de cada ejemplar incluidas las dimensiones o agresividad de las raíces.
  • Diseñar especificando el porte final deseado atendiendo a estética, consumo de agua, floraciones… teniendo en cuenta que para un mismo efecto existen diferentes alternativas con diferentes exigencias de mantenimiento. Esto es muy determinante en el caso de los setos.
  • Planificar momento de poda o siega en función de criterios paisajísticos, por ejemplo, las gramíneas se pueden dejan amarillear hasta aparición de nuevos brotes.
  • Planificación del riego y la nutrición para lograr crecimientos más contenidos y menores demandas de poda.
  • Diseño de praderas en base a su uso y a su menor demanda hídrica y de mantenimiento (especialmente necesidad de siega y fertilización).
  • Analizar la posibilidad de disponer de espacios y material para elaborar mulchings o compost a partir de los restos de podas verdes o secas.
  • Observar los portes de cada planta verificando que se ajustan a lo planificado.
  • Observar constantemente la aparición de nuevos brotes o yemas para eliminarlos, si es necesario, antes de que se conviertan en ramas.
  • Observar floraciones no deseadas, ramas secas o con plagas, etc.
  • En formaciones topiarias, observar los momentos de crecimiento y parada vegetativa y los envejecimientos del seto o escultura.
  • Observar altura de las praderas y decidir la siega en base a mayor o menor consumo de agua oportuno.
  • Realizar cada poda de formación, refaldado, rejuvenecimiento… en el momento oportuno tratando de no tener que cortar ramas de tamaños mayores a 3-5 centímetros. En muchos casos, como en el de las cactáceas, los brotes incipientes no deseados se desprenden muy fácilmente.
  • Recortar setos y figuras topiarias atendiendo a su fenología y a los criterios establecidos en el diseño.
  • Pinzar arbustos y macizos de cara a evitar o favorecer floraciones.
  • Segar gramíneas atendiendo a la tipología de cada especie: perennes, vivaces, espigas más o menos interesantes… y a la altura de corte diseñada para cada estación.
  • Ver consejos de poda y clasificación de arbustos por criterio de necesidades de poda de la R.H.S.
  • En casos de podas de ejemplares o ramas grandes deben seguirse protocolos de acordonados de seguridad.
  • Diseño de suelos equilibrados y con buen drenaje.
  • Diseño con conocimiento de necesidad nutricional de las especies. Priorizar facilidad para adaptarse a las condiciones de suelo que tenemos.
  • Valorar la aportación de elementos que faciliten la absorción de nutrientes por parte de las raíces (por ejemplo, micorrizas ).
  • Diseño de red de riego con posibilidad de fertirrigación.
  • Análisis previo de las consecuencias de determinadas fertilizaciones y diseñar el programa de nutrición buscando menor dependencia de estas.
  • Planificar modo de aplicación (foliar, granulado…).
  • Valorar el uso de mulchings orgánicos que contribuyan a la nutrición.
  • Diseñar el jardín favoreciendo la ventilación de todas las zonas.
  • Diseñar el plan de riego de manera que no se moje la parte aérea de las plantas en períodos calurosos.
  • Planificar las podas para que no coincidan estas con momentos de alta humedad que faciliten la entrada de enfermedades y la debilitación de los ejemplares.
  • Valorar la posibilidad de aprovechar los restos orgánicos para elaboración de compost.
  • Observar sistemática y constantemente el estado de cada planta para detectar señales que indiquen posibles carencias, enfermedades, plagas…
  • Observar momento fenológico de cada planta para valorar posibles refuerzos (floración, enraizamiento, protección ante plagas…).
  • Realizar análisis foliares y de suelo para detectar carencias de elementos.
  • Creación de suelo equilibrado y realizar enmiendas posteriores en función de los análisis.
  • Aplicar fertilizaciones o productos fitosanitarios en base a resultados de análisis y observaciones.
  • Realizar anotaciones de todos y cada uno de los datos obtenidos así como de cada aplicación indicando marca del producto, dosis, etc.  y llevar un registro informatizado y riguroso de todo el historial de aplicaciones del jardín.
  • En caso de tratamientos químicos nocivos se debe acordonar el área de influencia respetando los plazos necesarios y colocando indicaciones visibles para evitar que usuarios del jardín o responsables de mantenimiento puedan tener contacto accidental con los productos.
  • Diseño atendiendo a que el acolchado sea lo más duradero y eficiente posible analizando la conveniencia del uso de mallas antihierbas, borduras, materiales para fijar los acolchados (especialmente en pendiente)…etc. y el espesor más conveniente en cada caso.
  • Diseñar tipo de mulching en función del mantenimiento posterior (los hay más o menos estables, más o menos “sufridos”…).
  • Diseñar el acolchado atendiendo a futuras necesidades de limpieza, escardas, rastrillados…
  • Diseñar los “encuentros” entre malla antihierbas y otros elementos inertes de forma que no queden espacios que permitan la aparición de adventicias.
  • Valorar la posibilidad de colocar rocas u otros elementos inertes del jardín directamente sobre la malla anti-hierbas de manera que no haya que recortarla.
  • Analizar las especies a introducir atendiendo a su capacidad de resemillado o propagación vegetativa autónoma.
  • Diseñar el suelo menos favorecedor para la aparición de hierbas y valorar el uso de tierras con menos semillas.
  • Diseñar solados y caminos con materiales inertes y con el suficiente espesor y compactación para que no broten malas hierbas.
  • Observación constante de aparición de malas hierbas.
  • Atender al resemillado espontáneo de ciertas especies por si la masa creada en principio se agranda o dispersa.
  • Atender del mismo modo a rizomas de ciertas plantas como los ágaves, que pueden rebrotar a varios metros de su plantación original.
  • Observación constante del estado del mulching.
  • Observar la aparición de posibles costras bajo el acolchado que impidan intercambios gaseosos.
  • Escarda periódica o entrecava en macizos sin mulching.
  • Retirada, a ser posible de forma mecánica, de cada hierba no deseada que aparezca. Si no se hace a tiempo, corremos el riesgo de que sus raíces provoquen males mayores al extraerlas.
  • Reponer cualquier “calva” que se origine y reparar o sustituir las mallas deshilachadas o con rotos.
  • Analizar cuidadosamente el momento de plantación, especialmente el programa de riegos y fertilización, así como el período óptimo para cada planta.
  • Diseñar atendiendo a la longevidad de cada especie.
  • Analizar la conveniencia o no de diseñar arriates de planta de temporada (para el mismo efecto existen plantas bulbosas, vivaces o de otro tipo que nos evitan constantes sustituciones).
  • Prestar especial atención a las plantas en los días posteriores a su plantación (brotaciones, síntomas de deshidratación…).
  • Observar periódicamente el estado de cada arriate y ejemplar para determinar su necesidad de sustitución.
  • Reponer cada planta o masa de plantas cuando sea necesario.
  • Diseñar los espacios de manera que se generen los microclimas adecuados para la vida de las plantas y la estancia agradable en el jardín. Diseñar el jardín de manera que este bien ventilado pero, a la vez, protegido de fuertes vientos. Reservar un lugar para disponer de un termómetro de máximas y mínimas. Seleccionar especies resistentes o previamente aclimatadas y estudiar la manera en que se incluyen aquellas que están al límite de resistencia en la zona climática.
  • Diseñar la plantación de manera que unas plantas sirvan de cobijo a otras más pequeñas .Valorar la instalación de estufas, nebulizadores, velas de protección u otros sistemas semipermanentes de protección.
  • Planificar los sistemas de protección de emergencia (mantas térmicas, túneles, fundas, aporcados…).
  • Diseñar el mulching atendiendo a su cualidad de proteger el suelo y la zona radicular. Diseñar la aplicación de fertilizantes y riego para evitar crecimientos excesivos y menos resistentes al frío.
  • Observar constantemente señales de deterioro de tejidos por culpa del frío o el calor.
  • Observar de manera rutinaria los registros de máximas y mínimas y las previsiones meteorológicas de la zona .Observar el estado de conservación de los materiales de protección.
  • Observar mediante sondeo la temperatura del sustrato.
  • Observar la posible aparición de placas de hielo en zonas de tránsito de personas.
  • Instalar protectores anti-heladas en las plantas y elementos del jardín que así lo requieran.
  • Instalar protectores contra asurado (especialmente en determinadas especies de cactáceas, tras nuevas plantaciones o en troncos de árboles jóvenes).
  • Instalar velas, cañizos… para protección de los usuarios.
  • Instalar setos o vallas que permitan el flujo del aire pero frenen el viento fuerte.
  • Esparcir sal o aplicar calor a placas de hielo formadas en caminos o zonas estanciales.
  • Entutorar o sujetar mediante tensores u otros elementos aquellas plantas y objetos que pudieran caerse por acción del viento.
  • Diseñar atendiendo a la facilidad para limpiar (espacio para pasar, superficies que permitan el aire de la sopladora o el agua a presión, tomas de enlace rápido, arquetas registrables…).
  • Diseñar materiales y separaciones entre estos de manera que unos no se mezclen con otros, invadan caminos, etc.
  • Mobiliario resistente a la intemperie y fácil de mantener en buen estado.
  • Planificar aspectos como conveniencia o no de retirar determinadas floraciones antes de que se desprendan las semillas o, por cuestiones estéticas o de acolchado natural, dejar las hojas o flores caídas en el suelo…
  • Observar de forma rutinaria la limpieza del jardín y los espacios de estancia o tránsito además de las papeleras, ceniceros…
  • Revisar arquetas y otros puntos de difícil acceso con cierta periodicidad.
  • Soplado, barrido y recogida de la suciedad a diario.
  • Limpieza mediante manguera a presión (ocasionalmente limpiar también superficie de hojas, cactus…).
  • Reposición de bolsas en papeleras.
  • Limpieza, sustitución o reparación de mobiliario, esculturas, etc. Atendiendo especialmente a la seguridad de este (óxidos, bordes cortantes…).
  • Limpieza de arquetas.
  • Diseñar alojamientos, comederos, bebederos… para atraer a la fauna auxiliar seleccionando materiales de calidad y/o biodegradables.
  • Observar el estado de conservación y sanidad de cajas nido, comederos, etc.
  • Observar que disponen de alimento, agua…
  • Reponer, reparar… cajas nido, etc.
  • Reponer alimentos de aves.
  • Analizar el agua disponible para valorar las necesidades de mantenimiento (cal, etc…).
  • Diseñar el circuito pensando en la incidencia de la humedad y bajada de temperatura que este genera a su alrededor sobre las plantas, hielo en la zona de salpicaduras, etc.
  • Diseño del circuito pensando en facilitar su limpieza: superficies no porosas, espacio para que funcione el robot limpia-fondos, sumideros registrables, “skimmers” en todas las láminas de agua.
  • Diseño del circuito para minimizar el uso de productos químicos (existen opciones como la fito-depuración, la destrucción de bacterias por filtro de rayos UVA…).
  • Diseño atendiendo a la ubicación respecto al sol (analizar número de horas que el sol debe incidir en la superficie del agua), a árboles de hoja caduca, a proximidad con acometidas y red de alcantarillado…
  • Valorar altura de coronación como manera de evitar entrada de suciedad en el circuito.
  • Seleccionar materiales de calidad y resistentes a presiones e intemperie, especialmente en conducciones (PVC flexible) y en vaso (fibras de resina, hormigón proyectado…).
  • Realizar planos y fotografías de toda la instalación Realizar la instalación con criterio de orden y sencillez.
  • Planificar llaves de corte suficientes y desagües completos de todo el circuito para poder acometer mantenimientos.
  • Prever riesgo de heladas (posibilidad de puentear cascadas y cubrir láminas…).
  • Revisión periódica de estado sanitario del agua, hojas, Ph, algas…
  • Revisión del estado de la superficie del casco, las bombas y las conducciones.
  • Revisión del estado de las arenas, anillas, lámparas, etc. de los filtros de depuración.
  • Revisión de los consumos para detectar pérdidas de agua.
  • En caso de fitodepuración o presencia de plantas dentro del circuito, observar periódicamente su estado de salud.
  • Con temperaturas cercanas a 0º, observar la aparición de hielos.
  • Aplicar productos de limpieza y equilibrado del agua .Limpieza de filtros, arenas, anillar, reposición de lámparas.
  • Mantenimiento de bombas, soplantes, etc. Limpieza manual de hojas.
  • Limpieza de fondos mediante robot o limpia-fondos manual .Ante riesgo de heladas, puentear cascadas y cubrir láminas con mantas térmicas o colocar objetos flotantes para absorber dilataciones por hielo.
  • Cuidado de plantas acuáticas.
  • Diseño atendiendo a criterios de seguridad especialmente en las zonas con humedad.
  • Diseño atendiendo a criterios de orden en el cableado.
  • Seleccionar materiales de bajo consumo y de calidad para el proyecto de iluminación susceptibles de reparación, sustitución de lámparas…
  • Utilizar un sistema de control sencillo y de fácil mantenimiento.
  • Observar periódicamente el buen funcionamiento y estado del sistema.
  • Sustituir elementos averiados.
  • Planificar adquisición o valorar alquiler de maquinaria de calidad, de manejo y cuidado sencillos y ajustada a las necesidades reales de mantenimiento (cortacéspedes, robot limpiafondos, desbrozadoras, recortasetos…).
  • Planificar rutinas de mantenimiento de la maquinaria.
  • Planificar espacios de almacenamiento.
  • Planificar reservas de combustibles.
  • Revisar de manera rutinaria la maquinaria: afilados, engrases, depósitos de combustibles y aceites, cables de desbrozadoras… atendiendo especialmente a lo referente a la seguridad.
  • Realizar las tareas de mantenimiento necesarias para que las herramientas estén siempre a punto y los cortes de ramas y setos sean precisos.
  • Mantener una higiene constante de materiales usados para el corte con objeto de minimizar riesgos de contagio de enfermedades bacterianas o fúngicas.

A partir de las tareas pendientes que se desprendan de las anotaciones diarias se debe realizar un programa de mantenimiento a corto, medio y largo plazo que, como hemos dicho, será flexible y condicionado a las observaciones, la disponibilidad de tiempo y recursos humanos y a la meteorología. Es fundamental que se recojan de manera exhaustiva todas las actuaciones de mantenimiento que se realicen. Sería conveniente indicar siempre, junto con cada tarea, aspectos como los datos meteorológicos recogidos en el momento de ejecutarla. Esto tiene importancia, entre otras cosas, por la necesidad de que todo el personal de mantenimiento conozca los trabajos realizados y no se repita una misma tarea. Además, de cara al futuro, podrá accederse al historial de mantenimiento para estudiar las consecuencias de cada acción. Quizás, tras una poda demasiado agresiva se han producido necrosis por congelación o pudriciones. Consecuentemente, en la siguiente temporada podremos evitar el error adelantando la fecha o buscando una climatología más adecuada.

RAÚL SÁNCHEZ PÉREZ
PAISAJISTA