Los más bellos paisajes sostenibles con el desierto como inspiración
Estudiante de Bellas Artes reconvertido en arquitecto, oriundo de Phoenix (Arizona), Martino lleva el desierto grabado en su concepción del paisajismo y, siguiendo la misión tradicional de esta disciplina, la de acercar el entorno natural al urbano, se propuso (y propone) traer el desierto a la ciudad. A día de hoy puede ser considerado uno de los máximos exponentes del xeropaisajismo® en el suroeste de Estados Unidos, laureado con numerosos premios de diferentes instituciones, como la American Society of Landscape Architects (ASLA) o el American Institute of Architects.
Su conocimiento parte de la experiencia y observación en campo del entorno que le rodea, de su lugar de origen. Según sus propias palabras, se ha visto influenciado por tres fuentes de inspiración a lo largo de toda su carrera como paisajista: el desierto de Sonora, el cual exploró y experimentó durante sus años de juventud en los que residió en un rancho de la zona; Casanti’s North Apse (algo así como el Ábside Norte de Casanti) en Arizona, templo del arquitecto y urbanista Paolo Soleri; y la obra del arquitecto mejicano Luis Barragán.
El desierto se evoca en sus diseños por la introducción de especies propias de este ecosistema. Y es trabajando con la vegetación autóctona como consigue minimizar las necesidades de mantenimiento. De hecho, el propio Martino establece en su entrevista con Malgorzata Okolowicz de Landscapearchitects NETWORK (lea el artículo AQUÍ) la semejanza de los jardines convencionales, donde no se valora la introducción de planta nativa ni la organización de especies en función de sus demandas, con pacientes terminales, los cuales no pueden sobrevivir sin cuidados permanentes.
Por otro lado, su visión del jardín xerofítico engloba una perspectiva de la vegetación como un elemento de transición entre lo humano (la construcción, la arquitectura) y el entorno natural en el que debe integrarse el jardín, lo que él mismo ha denominado como “Weeds and Walls”. Es en esta visión donde Martino expresa la influencia que ejerce en sus diseños el arquitecto Paolo Soleri, maestro en la hibridación entre naturaleza y arquitectura. Martino considera igualmente la parte viva del jardín, y en especial las especies cactáceas y suculentas, como un hito en la evolución, como un elemento conector (una constante) a lo largo del tiempo en un lugar concreto. Entre las especies emblemáticas de sus proyectos destacan pies arbóreos como el palo fierro (Olneya tesota), el palo verde (Parkinsonia microphylla) o el ocotillo (Fouquieria splendens); arbustos como la gobernadora (Larrea tridentata) o el sauce del desierto (Chilopsis linearis); distintas especies de las familia Cactaceae, clásicas en el paisajismo del suroeste americano, como los asientos de suegra (Echicnocactus grusonii, renombrado como Kronleinia grusonii por el botánico Joël Lodé en su Taxonomía de las Cactáceas) o las choyas (Opuntia fulgida, Cylindropuntia sp.) y otras opuntias; y pies de la familia Agavaceae (Agave sp, Yucca sp).
Así, Martino plantea la creación de espacios ajardinados compuestos por alineaciones de cactáceas columnares a modo de empalizada, destacando el empleo de pies de Pachycereus marginatus en estas formaciones; masas arbustivas del desierto (no por ello con menor aporte de vida y verdor) armonizadas con otros estratos arbóreos dominados por ejemplares de palo verde u ocotillo y ejemplares más o menos aislados de suculentas; o utilizando pies solitarios de opuntias que dotan de importancia a una zona del jardín o que parecen esconderse o surgir de un rincón determinado del mismo. Son precisamente estos recursos los que recuerdan a la arquitectura de Barragán (ver AQUÍ), la introducción de muros con aberturas, como ventanas a través de las que enmarcar una imagen de la vegetación o un sector del jardín. Estas paredes monocromáticas de colores de vivos a ocres o arena contrastan con aquellas alineaciones o ejemplares aislados de cactáceas columnares o de opuntias permitiendo el juego de sus sombras proyectadas, fundiendo el elemento vivo y el artificial.
Y para hacer un último guiño al desierto, el empleo de áridos como material para el mantenimiento del suelo, utilizando desde granulometrías mayores para la recreación de jardines de lecho seco con una textura variable, a mulching de pequeño calibre que generan superficies más homogéneas y minimalistas. Todo ello sin renunciar a zonas de pradera, pero reduciéndolas al máximo, consiguiendo minimizar sectores de mayor consumo de agua y clasificar muy bien las zonas ajardinadas en función de la demanda de recursos hídricos (ver Riego).
Lo que podría sorprender en un jardín ambientado en el desierto es el empleo de agua ornamental, ya que parece entrar en contradicción con la propia naturaleza del ambiente que se pretende acercar a la vivienda. Sin embargo, Martino no deja de lado el empleo expresivo del agua, puesto de manifiesto en láminas de agua ornamental geométricas que dan continuidad a zonas soladas o jardineras de hormigón, jugando con la luz y los reflejos, o en cascadas continuas que transmiten la pureza y el movimiento del agua.
Martino se posiciona por tanto como una referencia en el paisajismo sostenible, en el empleo de plantas autóctonas para reducir el mantenimiento de zonas ajardinadas, sin sacrificar ni un ápice el valor ornamental. Es más, la unión de flora nativa con sus valores arquitectónicos explotan al máximo la integración en el entorno, algo que no se debe dejar escapar a la hora de crear paisaje.
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JUAN JOSÉ GARCÍA MORENO INGENIERO AGRÓNOMO ESPECIALIZADO EN PRODUCCIÓN VEGETAL