Con los pies en la tierra
Una vez enmendado y activado nuestro suelo, será preciso protegerlo a él y a las raíces de las futuras plantas de los agentes erosivos como el viento y las escorrentías, de la evaporación del agua y de los cambios bruscos de temperatura. Además, deberemos tratar de evitar que las hierbas adventicias no deseadas prosperen en nuestro jardín y, a la vez, esconder el sistema de riego. Para conseguir todos estos objetivos se hará necesario cubrir el suelo con una capa de material protector.
Para ello, vamos a extender y a fijar sobre la superficie una malla anti-hierbas que posteriormente cubriremos con algún tipo de grava o resto orgánico.
- Estas mallas suelen estar formadas por polímeros, bien de síntesis (polipropileno), bien de origen natural (como el ácido poliláctico).
- También existen mallas fabricadas con fibras naturales, como ocurre en el caso de fibra de coco.
En cualquier caso, la diferencia en gramaje de unas y otras y el hecho de que sean tejidas o continuas serán los factores fundamentales que influirán en el nivel de emergencia de malas hierbas. En caso de no instalar el geo-textil habrá que tener la precaución de escoger un material de cobertura cuya granulometría sea superior a la de la superficie para establecer una discontinuidad en la transmisión de humedad de abajo hacia arriba. Aunque creemos un acolchado de un espesor adecuado, es muy probable que aparezcan hierbas, ya que, por la natural descomposición del material, se generaran partículas finas sobre las que pueden germinar algunas semillas. Además, algunas hierbas como las juncias (Cyperus spp) se cuelan entre los resquicios del tejido de las fibras de la malla, consiguiendo emerger por encima de la misma.
Los materiales para la cobertura, acolchado o mulching pueden ser de tipo orgánico o inorgánico.
- Orgánico: en la naturaleza tenemos ejemplos del primero en las hojas caídas sobre el suelo del bosque. Los orgánicos tienden a descomponerse incorporándose poco a poco en el suelo por lo que hay que reponerlos periódicamente. Además, resultan poco resistentes al viento o a los pájaros que buscan alimento en el suelo. Ejemplos de acolchados orgánicos son restos triturados de podas, cortezas de pino, astillado de maderas, paja, hojas secas…
- Inorgánico: en zonas de pedregales o lechos secos de río. Entre ellos encontramos escamas de pizarra, polvo de ladrillo, gravas de diferente granulometría y proveniencia (volcánica, mármol…). Materiales como el albero, jabre, zahorras o arenas de río pueden ser acomodadas y, posteriormente apisonadas para realizar esta función. Las gravillas blancas procedentes de triturados generan mucha reverberación de la luz solar y son poco “sufridas”.
En general, las granulometrías inferiores a 2 centímetros pueden resultar difíciles de limpiar. Sobre todo si se deja descomponer la hoja caída. Si el mulching va a ser transitable, hay que tener en cuenta que algunos de ellos o ciertos espesores resultan incómodos para caminar sobre ellos o presentan aristas afiladas (machacados).
En cuanto a su ubicación, existen discrepancias sobre si la red de riego localizado debe quedar por encima o por debajo de esta malla. Es una decisión que hay que tomar teniendo en cuenta que si se coloca debajo va resultar más complicado cualquier cambio o reparación posterior, aunque es cierto también que va a estar más protegida y no va a reaparecer en la superficie.
- Una buena opción es extender la malla de manera continua y, después trazar o replantear sobre ella todos los elementos del jardín: macizos, caminos, rocas, árboles y arbustos… De esta manera, al “plantar” una piedra, no quedarán espacios entre esta y la malla por donde brotarían enseguida hierbas. No hay que olvidar que allí donde entren en contacto diferentes materiales de cobertura hay que colocar un separador o bordura para evitar que se mezclen o plantear algún tipo de solución creativa.
- También, habrá que preparar algún sistema de retención allí donde el desnivel no facilite la estabilidad del mulching. El geo-textil nos va a dificultar aplicar enmiendas orgánicas y fertilización sólida posterior, por lo que esta debería ser aplicada mediante soluciones líquidas.
Una solución similar a la del empleo de mulching es la del llamado “suelo oculto”.
- Consiste en preparar un terreno fértil y bien estructurado.
- Sobre este se instala el material de riego que finalmente se cubre con una capa de zahorras u otro material inerte de un espesor igual o superior a 10 centímetros.
- Esta última capa se compacta ligeramente de manera que evite la aparición de mala hierba y proteja el suelo de la pérdida de agua.
- Esta técnica permite crear una superficie continua en el jardín. Las plantas se colocarán allí donde se habían proyectado, y donde además se habría concebido la generación de los bulbos húmedos de los goteros.
(En O.Dominguez y A.J.Cano .- Madrid 2012- El jardín del siglo XXI. Edit.TUTOR. p-44-45).
RAÚL SÁNCHEZ PÉREZ
PAISAJISTA
JUAN JOSÉ GARCÍA MORENO
INGENIERO AGRÓNOMO ESPECIALIZADO EN PRODUCCIÓN VEGETAL