Descripción del proyecto

El jardín mediterráneo: innovando dentro de la tradición

Como ya se menciona en otros artículos de esta misma web, la jardinería tradicional mediterránea constituye uno de los antecedentes del Xeropaisajismo® o Xeriscape según su denominación original en inglés (Ver Origenes del xeropaisajismo®). No obstante, que sea un modelo de jardín ampliamente trabajado por nuestros ancestros no implica de ninguna manera que no empleen técnicas y elementos de fresca actualidad en el diseño contemporáneo de jardines.

Su origen radica en los países de la cuenca mediterránea: el arco mediterráneo, con representativos jardines de herencia andalusí en España, el jardín provenzal en Francia o los jardines de la Toscana italianos; y otra suerte de ejemplos repartidos por países como Grecia o el Norte de África. Dentro de estas regiones y países existe un denominador común que crea un nexo de unión en su jardinería: sus ecosistemas de matorral, maquía, garriga o tomillar entre muchos otros sinónimos empleados para designar una comunidad vegetal y un biotopo característicos.

La flora autóctona en esta zona del globo se ve claramente influenciada o, mejor dicho, adaptada a periodos estivales de sequía más o menos prolongados (Ver Adaptaciones morfológicas), por lo que resulta evidente que la más genuina jardinería de estas regiones debe adoptar para sí esta condición. Destaca la introducción de especies de la famila Arecaceae (palmeras), principalmente de los géneros Phoenix y Washingtonia; pero también otros pies arbóreos de coníferas de los géneros Pinus o Cupressus por ejemplo o especies frutales principalmente de la familia Rosaceae (almendro, melocotonero o membrillero por mencionar algunos) ampliamente adaptadas a las condiciones de la cuenca mediterránea y que constituyen un elemento propio dentro de estos jardines, el huerto.

La mayoría de los arbustos empleados son de hoja perenne, muchos de ellos con coloraciones plateadas o grises en su follaje por la presencia de vellosidades. Esta característica le confiere resistencia a la sequía, reduciendo la transpiración y reflejando la iluminación incidente, pero además aporta un valor único, ya que introducen variedad en la textura del jardín y contrastes dentro de la propia vegetación. Buenos ejemplos de este tipo de plantas son Phlomis fruticosa, Stachys bizantina o Senecio cineraria. Igualmente, dentro del estrato arbustivo e íntimamente relacionado con la figura de la huerta, destaca el cultivo de plantas aromáticas o medicinales tales como el romero (Rosmarinus officinalis), la lavanda (Lavandula angustifolia), el tomillo (Thymus vulgaris) o la santolina (Santolina chamaecyparissus) por mencionar las más clásicas. Todas ellas son plantas características del bosque mediterráneo y de gran importancia cultural.

En la jardinería mediterránea, se desarrollan tanto los espacios íntimos y cerrados formados por patios interiores o exteriores a la vivienda, como espacios más abiertos y con una vocación más naturalista y casi salvaje. Los primeros han sido ampliamente desarrollados en el caso de España desde la época del Califato Omeya con el jardín andalusí (Ver Origenes del xeropaisajismo®), como lugar de recogimiento. En este espacio la vegetación se introduce tanto de forma aislada en tiestos de barro de distintos tamaños como en pequeñas masas plantadas directamente en el suelo y convive en armonía con el agua ornamental y sus reflejos. Importante es la introducción de plantas que hoy en día son de uso común en jardinería, especialmente el caso de las aromáticas, los lirios o las azucenas. Si hay que poner un ejemplo, véase el empleo de masas de mirto (Myrtus communis) en el patio de los Arrayanes de la Alhambra granadina, espacio que integra en sí mismo los grandes rasgos del patio. Más sobre este tema en El Patio Mediterráneo.